“Reggio Calabria me cambió por dentro y por fuera”

Ainhoa Hortelano, alumna de 3º de Educación Primaria con mención en Educación Física en Escuni, nos cuenta cómo fue su Erasmus en la Universidad Mediterránea de Reggio Calabria. Un destino poco habitual, una experiencia inolvidable.

Escuni: ¿Cómo empieza todo?

Ainhoa: Un correo. Así de simple. Un día, el Departamento de Relaciones Internacionales envió un mensaje anunciando las opciones Erasmus y convocó una reunión informativa. Allí te explicaban destinos, requisitos lingüísticos y el coste de vida de cada ciudad. Yo, que siempre había querido vivir algo así, no lo dudé. Mi primera opción fue Polonia, pero finalmente el destino fue Reggio Calabria, en Italia.

E: ¿Por qué elegiste Reggio Calabria?

A: Podía escoger entre Roma y Reggio Calabria. Y aunque Roma suena a gran aventura, yo buscaba algo distinto. Vivo en Madrid y no quería otra gran ciudad. Quería mar, tranquilidad, otro ritmo. Y Reggio Calabria, con su aire costero y auténtico, me ofrecía eso. No era la Italia de postal, pero sí la Italia de verdad. Más cerrada quizá, más tradicional, pero muy enriquecedora.

E: Independencia, idioma… ¿cómo fue vivir allí?

A: Era la primera vez que vivía sola, en otro país. Compartí piso con otras españolas, pero también tuve mucho contacto con italianos, en clase y fuera. No practiqué tanto inglés como esperaba, pero mi italiano mejoró muchísimo. Ahora puedo mantener una conversación sin problema, y eso para mí ya es un logro enorme.

 E: ¿Qué diferencias notaste en la universidad?

A: Muchas. La principal: los exámenes son orales. Esto cambia la forma de estudiar por completo. Ya no se trata de memorizar y soltar, sino de comprender y explicar con tus propias palabras. También hay más cercanía con el profesorado. Fue un cambio cultural, sí, pero muy enriquecedor.

E: ¿Y en las prácticas?

A: Pude hacer prácticas durante todo el año, algo que valoro mucho. Aunque el enfoque era más tradicional y menos participativo que en España, aprendí desde la observación. Además, trabajé como niñera y di clases de español a un niño. Enseñar en otro idioma, empezar desde cero… fue un reto precioso. Aprendes tanto como enseñas.

E: ¿Qué te llevas del Erasmus en Reggio Calabria?
A:
Sobre todo, confianza. Me he descubierto a mí misma en muchos sentidos. Aprendí a adaptarme, a resolver problemas, a estar sola… y a disfrutarlo. Ha cambiado mi forma de ver el mundo y también mi forma de querer enseñar. Me siento más preparada como futura maestra y como persona.

E: ¿Qué le dirías a quien está dudando si irse o no?
A:
Que no lo dude. El Erasmus es un tren que pasa una vez. No todos los destinos son iguales, y Reggio Calabria quizá no tenga la vida social de otras ciudades, pero te enseña muchísimo. Te obliga a abrirte, a buscar, a conocer. Y si algo he aprendido, es que los italianos —aunque al principio parezcan más cerrados— se abren y te ayudan. Solo hay que dar el paso.

E: ¿Y ahora qué?
A:
Gracias al Erasmus, he perdido el miedo a vivir fuera. Si he aprendido italiano sin saber apenas una palabra al llegar… ¿por qué no mejorar también mi inglés? Ahora me planteo trabajar o estudiar fuera más adelante. Sigo con ganas de aprender, de enseñar, y de vivir nuevas culturas. Y sí, me encantaría que un día viniera alguien de prácticas desde Italia a Escuni… y poder ser yo quien le acompañe en esta aventura.

Gracias, Ainhoa, por abrirnos una ventana a Reggio Calabria y recordarnos que la verdadera transformación empieza cuando salimos de lo conocido. Tu experiencia no solo suma a tu formación como futura maestra, también impulsa a otros a atreverse. Porque compartir lo vivido también es educar.